La transgresión ha estado asociada a la vida urbana en la literatura sociológica, como una forma de retar, de enfrentarse, de oponerse a la autoridad. La anonimidad de la vida urbana proporciona oportunidades para contravenir o desobedecer las normas sociales y morales. Al mismo tiempo el continuo flujo del movimiento, la transformación de las ciudades la conflictividad urbana puede desafiar pretensiones de cálculo racional y así, estimular modos de acción que siguen formas transgresoras de racionalidad. Muchos académicos han relacionado emancipación y rebelión con las ciudades. Pero más allá de estas interpretaciones de la movilización política, la ciudad es vista como transgresora porque concentra violencia; visualizamos la ciudad como el espacio “natural” de la transgresión porque en ella ocurren y se concentran la violencia, la criminalidad, las rebeliones, la polarización social extrema y la informalidad.